jueves, 25 de octubre de 2007

Atractivo y belleza interior

Para ser atractivo no es necesario cumplir con el canon de belleza, que solemos considerar, universal: joven, delgado, musculoso y bien parecido, como son los modelos de pasarela. La atracción se produce por muchos motivos influyendo modas, culturas, edades y los deseos específicos personales. Ser atractivo va a depender de quién mira, y de sus gustos. Y si no que se lo pregunten a los “osos” y a sus admiradores. O a los maduros que ven como son cortejados por jovencitos que aprecian la edad como un valor en sí mismo. Todos somos atractivos para alguien, aunque haya algunos más populares que otros. Pero no solo se atrae por lo externo, por el envoltorio.
Aún así en ciertos momentos nos dicen que estamos más guapos, y eso depende mucho del estado de ánimo. Cuando uno se encuentra bien, sereno, con entusiasmo vital, lo irradia hacia el exterior, y los demás lo notan. Se le dilatan las pupilas, apareciendo los ojos más brillantes, su piel se vuelve más turgente desapareciendo arrugas, se colorean las mejillas. Esto forma parte de cambios fisiológicos que se producen en el organismo cuando uno está en armonía y sobre todo cuando hay cierta excitación. Sentirse bien hace más atractivo. Nos hace aproximarnos a los demás con seguridad, con decisión, creando una imagen favorable.
Es verdad que hay una hiper-valoración de lo joven y podemos luchar contra el paso del tiempo, para parecer lo que no somos, pero creo que es más importante alcanzar un equilibrio interior y exterior. No luchar por “parecer”, sino por “ser”. Y ser lo que se es. El que no se acepta, se considera feo y acaba provocando rechazo, que es lo que teme. Cuando lo que se debe hacer es cultivar valores humanos como la ternura, el amor, la seguridad, la confianza, el diálogo... pues lo que compartimos de forma estable con los demás debe ser eso que somos, y no pasar por meros actores de unos personajes que sean atractivos a toda costa. A todos nos gusta ser reconocidos y valorados, pero un sano narcisismo se debe basar en la verdad de uno mismo y no en la simulación y la apariencia. Ésta vale para un momento, o para deslumbrar a un público ocasional, no para las relaciones duraderas: sean amigos o una pareja.
Las dificultades con el propio narcisismo llevan a rechazarse internamente, y a procurar el buscar ser aceptados por todos y en todo momento. Por eso puede darse un empeño en querer agradar como sea, empezando con el aspecto físico, descuidando valores internos como la inteligencia o la sensibilidad, dedicándose solo a cultivar el cuerpo. Acabamos siendo productos para ser consumidos en un mercado de la carne, y no personas que integran su posible belleza externa, con otros valores como la solidaridad, el humor, la creatividad, la espontaneidad, la sinceridad...que forman una suerte de belleza interna.
Gustar a los otros está muy bien, seducir, lograr admiración, pero no puede ser el objetivo principal de la vida de uno. ¡Qué pobreza y que vulnerabilidad! Y digo esto porque el que seduce se siente poderoso, y valioso, mientras le dura. Cuanto más alto llegue más temerá la caída, y por tanto más vulnerable se podrá sentir.
A todos nos esperan fenómenos como el envejecimiento, posibles enfermedades o minusvalías, pérdidas afectivas, y llegará un día en que no se podrá seguir con las apariencias y nos tengamos que enfrentar a nuestra propia realidad, que puede implicar una gran soledad y desamor, si todo se basó en la gratificación narcisista y se descuidó la relación con los demás.
No es que defienda una belleza interior y que haya que descuidar la exterior, pues sí es importante, y el que es más feo sabe mucho de esto, pero no se debe idealizar y magnificar la belleza externa, que es efímera y frágil, y que no debe ser un fin en sí misma, sino un medio para una vida mejor.


Zero 50 extra Cúidate
Marzo 2003

1 comentario:

Francisco Joaquín Marro dijo...

Qué se le puede pedir a una sociedad donde los viejos son arrimados a un lado, como estorbos. Aunque como descargo debo reconocer que muchos ancianos son aburridísimos y latosos. En todo caso, igual nos vamos a arrugar, a quedar calvos, panzones, fofos .... creo que la sabiduría comienza al hacernos la idea de lo que vendra