jueves, 25 de diciembre de 2008

Decálogo para una buena Navidad

Durante las próximas fiestas nos enfrentamos a una serie de rituales de consumo y de encuentros que pueden hacernos difrutar o pueden amargarnos y entristecernos. No es raro que estas fechas favorezcan la depresión. Veamos algunos consejos para mejorarlas.

1.El espíritu de la Navidad es un recordatorio de valores como el compartir, la solidaridad o el amor...pero no para que se hagan durante unos días gestos vacíos, como enviar tarjetas de felicitación, o correos electrónicos y mensajes en serie, “porque hay que hacerlo”. Es bueno renovar la idea de que el mundo puede ser más amoroso, más esperanzado, pero eso se consigue con actitudes de compromiso y de cambio, en el día a día, y no con palabras huecas.

2.Las tradiciones no son de obligado cumplimiento.
Está bien que haya tradiciones, pero que sean voluntarias. Podremos adherirnos a ellas, por gusto, por creencias, por que nos ayudan a disfrutar de la vida, pero no, sólo, por un imperativo social. La sociedad de consumo nos incita a llenar la casa de objetos decorativos, que imitan a otras culturas y que, en el caso de los árboles de Navidad, implican un sacrificio anual, innecesario, de miles de árboles.

3.La familia ideal no existe.
No podemos empeñarnos en llevarnos bien con la familia, durante unos días tan estresados, si ni les hablamos habitualmente. Hay que aceptar que los problemas con ellos se deben solucionar durante todo el año, y llegado este momento no fingir que no pasa nada y juntarse a la fuerza, para odiarse en silencio, o menospreciarse, o peor aún: discutir y pelearse.
La sociedad favorece el soñar con una familia ideal, pero no podemos imponer “un sueño” a la realidad.

4.Aprovechar las vacaciones para verdaderos encuentros afectivos.
Como se sale más, hay más visitas, contactos, procuremos que sean lo más verdaderos posibles. No es cuestión de visitar a una persona que no nos acepta como somos, o de organizar comidas o cenas con compañeros de trabajo que odiamos. Es preferible no ir, excusarse, y centrar nuestro tiempo y gasto en los que verdaderamente nos quieren y queremos.

5.No creerse el espejismo social de felicidad.
La gente no es más feliz en navidad. Ni siquiera todos los que se muestran tan efusivos,que se felicitan, o se sonrien. Son convenciones sociales, que se cumplen ritualmente cada año. Es agradable felicitar, o verse en un ambiente aparentemente cordial, aunque sea una vez al año. Pero no es más que una tregua. La guerra sigue (como en la película de Christian Carion, “Feliz Navidad”. 2005)Y es mejor no engañarse, y no envidiar lo que parece que otros tienen (familias unidas, muchos amigos, felicidad), pues mucho de lo que se percibe no es tan real.

6.Aprovechar para restablecer contactos con amigos, pero sin que se convierta en encuentros obligados. Pues eso crearía una sensación depresiva, de vacío, de distancia, de pérdida. Mejor es quedarse en casa solo, que recordarte a tí mismo lo solo que estás, sintiendote incomunicado estando en compañía.

7.Vivir las fiestas en función de nuestras posibilidades económicas reales.
No dejarse llevar por la presión social para consumir. Parecería que todos tenemos que gastar mucho en regalos, compras, fiestas, viajes...Y no es cuestión de desequilibrar nuestro presupuesto o endeudarnos innecesariamente.

8.Los mejores regalos no son los más caros.
Sino los que se hacen pensando en el que los recibe, en sus gustos, necesidades o deseos. Pero que a su vez tengan algo de nosotros en ellos: que se note nuestra elección, que lo hagamos personalmente, que no cree una deuda en el otro por un gasto excesivo, que sientan que tienen que devolvernos.

9.No hacerse listas de buenos propósitos para el año nuevo.
Disfruta del presente, del ocio, amplia horizontes, conoce a gente, pero no caigas en la tentación anual de los buenos propósitos. Pues luego son más frustantes por que acaban sin cumplirse. Piensa que las decisiones duraderas se tardan en tomar, que exigen meditación, tiempo, esfuerzos y sobre todo capacidad para ser llevados a la práctica. No sirve imaginar muchos cambios de golpe, o decidir aprender inglés, adelgazar, reformar la casa, ir al gimnasio, llevarse bien con la pareja, practicar ajedrez y colaborar con una ONG, todo a la vez.

10.Descansar.
¡Si al menos consiguieras descansar en estos días! En vez de días de vacación parecen más una maratón consumista.Y , verdaderamente, no hay que hacer nada. No hay que comprar, gastar, visitar, escribir, colgar, decorar...sólo hay que ser...y punto.

escrito noviembre 2008
publicado en Zero 114

3 comentarios:

Tony dijo...

Cuanta razón tienes en todo lo que dices! Y siendo homosexual probablemente la Navidad aun se haga más dificil... Me gusta mucho tu blog! Besos

José Ignacio Díaz Carvajal dijo...

Muchas gracias por seguir mi blog.

Anónimo dijo...

Ay amigo, dices verdades como puños que se dice por aki por tierras mañas...felicidades y te sigo en todo lo que nos ofreces de manera desinteresada, gracias por ser tan buena persona y debería haber más gente con tan gran corazón . Un saludo. Alberto ZGZ