jueves, 15 de marzo de 2007

Confesar las infidelidades

No es posible dar una respuesta única a esta pregunta. Dependerá de en que consistió dicha infidelidad, del momento por el que pase esa pareja, la personalidad de cada integrante, qué fin se busca al confesarlo, y si la pareja se define como abierta o no.
Una relación de una noche puede verse como algo sin importancia, pues ha sido “solo sexo”. Lo malo es que haya continuidad y enamoramiento, pues entonces se pone en cuestión la pareja, y los celos del otro van a ser inevitables.
Al decirlo tenemos que pensar qué se busca con ello: si descargarnos de un sentimiento de culpa, o si reforzar la confianza y la autenticidad en la pareja, o el evitar daños mayores, o que se entere por otros. Se puede hacer a veces mucho daño, y hay que valorarlo. Aún en las parejas que se dicen abiertas.
Hay personas que no pueden entenderlo más que como una humillación y como una traición, pues se sienten muy vulnerables en su autoestima, y sienten que si la pareja tiene una aventura implica rechazarles o atacarles, cuando eso son interpretaciones en contra de sí mismos. Para otros puede ser signo de que la pareja se está deteriorando o que no hay amor...pero de nuevo son interpretaciones que hay que confirmarlas con más datos que un desliz sexual. Por eso al contarlo hay que tener en cuenta cómo es el otro, y cómo lo va a afrontar, dándole muestras de cariño y de reaseguramiento, si no se quiere poner en peligro la pareja. Y hay que hacerlo en las mejores condiciones de lugar y tiempo, para poder modular la reacción del otro integrante, y que no termine la conversación en tragedia. Son cosas para hablar en la intimidad, con tiempo de sobra, y sin otros agobios añadidos, si es posible.
Si nos han pillado es mejor no mentir, pues la mentira puede ser más grave que la propia infidelidad, y que haga más daño a la pareja a la larga. Aunque a la corta duela más lo otro.

Marzo 2004
(publicado en Zero 63)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Hay personas que no pueden entenderlo más que como una humillación y como una traición, pues se sienten muy vulnerables en su autoestima, y sienten que si la pareja tiene una aventura implica rechazarles o atacarles, cuando eso son interpretaciones en contra de sí mismos. Para otros puede ser signo de que la pareja se está deteriorando o que no hay amor...pero de nuevo son interpretaciones que hay que confirmarlas con más datos que un desliz sexual."

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Definitivamente, leyendo otros posts del blog no entiendo esta necesidad de hacer funcionar a trompicones a parejas donde la confianza ha sido seriamente afectada por una infidelidad, escudando el tema en que si uno decide romper tras la infidelidad es que "le falta autoestima", mientras que el que ha sido infiel "es débil".

Si se acuerda una pareja cerrada y luego alguien es infiel, pues tendrá sus razones. Estará buscando algo, o no le llenará la relación actual, o lo que sea. Pero eso no quiere decir que la otra persona tenga que aceptarlo, a riesgo de que le digan que está "falta de autoestima". Simplemente los proyectos de pareja no son los mismos, y se rompe. No se acaba el mundo.

Vamos, que yo no lo veo tan difícil...

José Ignacio Díaz Carvajal dijo...

Tienes razón Arinago. No todos los casos en que siente mal una infidelidad y se decida romper es por falta de autoestima.
Quizás intento defender a la pareja a pesar de los deslices, porque creo que entre los gays, al ser dos varones, se dan con más facilidad. Pero por no considerarlo como algo que va en contra del proyecto de pareja. Incluso en las parejas en las que se acordó que fuera una relación cerrada.
Pero he tratado muchas parejas, y algunas han roto por considerar inasumible la infidelidad, cuando se veía que se querían, y que para el infractor de los acuerdos de pareja, fue un episodio que no querían que marcara la relación y menos que la rompiera.