martes, 4 de marzo de 2008

Actuando para el cambio. 1

Todos podemos hacer pequeñas cosas en nuestra vida diaria o en nuestro entorno, que aporten fuerzas al movimiento de cambio social, en relación a la realidad LGTB.
Somos responsables de nuestra propia vida, de vivirla mejor, de disfrutarla, pero no podemos olvidar que al estar inmersos en una realidad social, ésta nos influye, para bien y para mal. Y nosotros podemos influirla también. No somos impotentes. Siempre es posible conseguir cambios, aunque sean pequeños, pero que importan mucho.
Los cambios no son solo de leyes o derechos. La sociedad debe cambiar su manera de vernos, de tratarnos, de integrar nuestra realidad. Y son personas concretas, nosotros, nuestras familias, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, la gente de nuestro barrio o nuestro pueblo, los que tienen que participar de esos cambios. Puesto que en nuestro caso no luchamos por derechos como a tener una vivienda, sino a "ser" de una manera diferente. Lo que se pone en juego es nuestra personalidad, nuestras relaciones, nuestra vida en su conjunto. Por eso es tan importante sentir que "podemos" hacer para que las cosas cambien, y para sentirnos tan valiosos como los demás.

Quiero comenzar una serie de entradas, en las que aportar ideas de actuación concreta, para empujar este cambio social y personal. Irán numeradas, apareciendo semanalmente.


Son muchas las propuestas posibles, y no se agotan en esta lista, pero la idea es demostrar que no tenemos que sentirnos impotentes, frente a nuestra realidad como lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. Y frente al heterosexismo, la homofobia, la invisibilidad, la falta de derechos, etc.

(Me gustaría que cualquiera que tenga alguna idea concreta de actuación, me la mande, a mi correo, para así incluirlas poco a poco, y entre todos encontrar más vías de influencia en la sociedad y en nosotros mismos, para un cambio a mejor).

Primera idea:

Solicitar en la biblioteca que incluyan libros sobre temática LGTB.
La información sobre la realidad LGTB no siempre está accesible a las personas que la necesitan. Cuando uno está en el proceso de auto-aceptación necesita leer sobre la homosexualidad y el lesbianismo. Así como sobre sexualidad, relaciones de pareja, salida del armario, modos de vida, etc. O leer novelas con personajes LGTB.(Sobre todo los adolescentes y adultos jóvenes)
Los heterosexuales, también necesitan conocer como es nuestra realidad, y tener información disponible.
Podemos enterarnos de los libros que tienen en nuestra biblioteca (sea de barrio, de instituto, de universidad) y proponer la compra de nuevos títulos de los que tengamos una buena referencia o hayamos leído, pero que pueden servir a otros. Decid a vuestros amigos que también los pidan. Es más probable que si hay varias peticiones, lo tengan en cuenta. Podemos pedir la suscripción a revistas lésbicas o gays, que conozcamos.
Podemos donar libros.
Podemos pedir a los bibliotecarios que organicen una exposición de libros sobre temática LGTB, o que al menos los coloquen durante un tiempo en los expositores de sugerencias.
Y todo esto podemos complementarlo con películas, si nuestra biblioteca tiene videoteca.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que la actuación en el ámbito laboral es uno de los ámbitos que requiere más valentía. Necesitamos ejemplos de visibilidad en las empresas.

No hacen falta grandes heroicidades, sino pequeñas conversaciones, hablar de nuestras vidas, de nuestros fines de semana, de nuestros amores.

José Ignacio Díaz Carvajal dijo...

Estoy completamente de acuerdo. En el trabajo se corren riesgos, sobre todo en empresas pequeñas, claramente homófobas, pero en las grandes, que tienen una imagen pública que cuidar, hay mucho por hacer. Incluso proponiendo políticas positivas hacia el mundo LGTB.
Pero en general, el hecho de ser espontáneos con la expresión de nuestras vidas, con los otros compañeros, o al menos con algunos de ellos, es un paso adelante en nuestra visibilidad.
Gracias por tu comentario

Martínez dijo...

Gracias por este Blog, que he leído desde la revista. Tenía pensado, al hilo de leer al Dr. Carvajal, mandar esto a las "Cartas" de Zero.

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Me ha encantado los artículos del pasado número sobre Manuel Ángel Soriano [L. Alas] o el de "Aceptar y ser queridos" [José I. Díaz Carvajal] o "El efecto cebolla" [D. Gabarró].


Los gays tenemos una relación muy especial con la palabra "Tabú". Eso de nuestras relaciones que cuenta Carvajal cortas en cierto modo es tabú: lo guardamos a buen recaudo de la caverna homófoba ...¡otro gallo social nos cantara si nos emparejásemos con facilidad! Tal vez con una diferente psique orgánica, o con una mejor psique social madurásemos relaciones más largas. Estadísticamente ahora no nos pasa.


Me han gustado las explicaciones que da Carvajal acerca de la dificultad en emparejarse, y me gustaría añadir otra más: la de clase, que suele ser tabuizada. Muchos gays piensan que el ambiente es interclasista y no atinan del todo: los cuartos oscuros y la promiscuidad sí son chuscamente interclasistas, pero las seducciones largas, al sol, y los emparejamientos, no. Hay quien se confunde pensando que "GLBT" es ya una clase aparte de las otras de siempre y que nos nivela a todos como la muerte. Esto no es así.


Además, parte de la psique gay de clases sociales puede contener también un ingrediente de pretensión: pretensión de ascenso de clase a través de la seducción y el emparejamiento. Pero tabuizando -engañándose a sí mismo- al no darse cuenta de que nadie va a "abajarse" para subir a otro de clase, así, sin más recompensa, "por la kara". En esos titubeos tratando de tomar "ascensores" de clase, demorándose en pajas mentales pretenciosas puede rularse una vida entera de soledad.

Martínez dijo...

----Inciso: cuando digo "Carvajal" quería poner, claro, "Díaz-Carvajal", claro. ¡Viva la ortografía...! [No son ahora los mejores tiempos para exclamar esto, ja ja...]---