domingo, 24 de junio de 2007

Cultivar la amistad

Los amigos constituyen un aspecto muy importante de nuestras vidas, que no debemos descuidar. En muchos casos se convierten en nuestra “familia de elección”. Sobre todo para los que han sufrido el ostracismo familiar. En general nos hacen sentirnos valiosos y queridos; nos sirven de compañía, de consuelo, de cuidadores, de consejeros...y nos permiten quererles y compartir la vida.
Por todo esto, y mucho más, es importante aprender a cuidar esas relaciones y si es posible mejorarlas. Una verdadera amistad es un tesoro, irrepetible, inintercambiable, que solo se da, de esa forma, con esa persona concreta. Cultivar la amistad es un arte a desarrollar.
1. La amistad se fundamenta en el encuentro. No hay que retrasarlos demasiado. Como una planta a la que se riega, la amistad tiene su ritmo, y no puede dejar de regarse.
2. Hay que compartir los momentos importantes: alegrías, acontecimientos vitales, duelos, logros... y hacer cosas juntos, aunque sean triviales: ir al cine, o de compras, o salir con la bici. Si es posible, en intimidad, sin otros testigos, para que florezca la vivencia de que se es importante el uno para el otro y se tiene disponibilidad, aunque sea limitada.
3. La sinceridad y el comunicar los verdaderos sentimientos son como el buen clima que necesita para su desarrollo. No se puede mentir al amigo. Destruiría la confianza. E igual si no se le expresa lo que preocupa, lo que se teme, lo que se disfruta.
4. Cualquier pretexto es bueno para hacer una llamada, para mandar una postal (aunque el amigo viva en la misma ciudad), para enviar un mensaje al móvil. Sabrá que pensamos en él.
5. El mayor regalo que podemos hacer a un amigo es nuestra escucha, nuestra constancia, nuestra disponibilidad sin condiciones. Por eso los verdaderos amigos no suelen hacerse regalos excesivos que tienden a deslumbrar o seducir, o que pueden crear una sensación de deuda.
6. El abuso, la utilización, la búsqueda de provecho propio son incompatibles con la amistad. Así como el egoísmo o la falta de generosidad.
7. Tampoco podemos pedir al amigo algo que le obligue a ser injusto, a mentir, a favorecernos indebidamente. Le obligaríamos a vivir el dilema de tener que traicionar a su forma de ser o traicionar a la amistad. Y la amistad implica una ética de respeto absoluto a la libertad y la forma de ser del otro

enero 2005
Zero 75

1 comentario:

Fabiana dijo...

Simplemente... EXCELENTE!
Sin palabras!