martes, 20 de noviembre de 2007

¿A casa por Navidad?

La Navidad es una época en la que la pareja gay se pone a prueba. Los diversos conflictos y situaciones familiares que se le pueden presentar obligan a sus integrantes a tener que tomar algunas decisiones: si van de visita a casa de sus padres, dejando sólo al compañero; si van juntos como pareja; si siguen fingiendo que son sólo compañeros de piso o buenos amigos...
Estas decisiones implican a los dos, y no se deben zanjar con: “es mi familia y a ti eso no te incumbe”; pues si que afecta a ambos, y mucho. En un ambiente de diálogo se pueden encontrar las mejores soluciones para cada uno y para la pareja. Teniendo en cuenta que la familia actual es la formada con el otro, y es a la que hay que dar prioridad. Aunque la sociedad no la reconozca. Es la familia de elección ( que se amplia con los verdaderos amigos). Con esta familia es con la que hay que pasar la Navidad, y con los miembros de la familia de origen que nos acepten de verdad y nos quieran.
Todos necesitamos el apoyo de nuestros padres y hermanos, y cuando no se tiene, vamos cojos por la vida, e inseguros, hasta que nos recuperamos de dicha carencia. Por eso es tan difícil prescindir de ellos, incluso cuando nos hacen daño. Tenemos que aprender a crecer siguiendo el propio camino. Aunque les perdamos durante la marcha.
Para muchos gays fue necesario alejarse de la familia para poder vivir su homosexualidad, y es posible que aún no hayan dicho nada en casa. Reencontrarse en familia puede ser fuente de tensión, de nuevas mentiras, de pasar un mal trago, sintiendo que hay que negarse de nuevo; para poder, así, disfrutar de esos “días que hay que pasar en familia”. Obligatoriamente, por que la sociedad presiona para que sea así.
Por eso para mucha gente, gays o no, estos días son deprimentes, pues evidencian un vacío familiar, una falsedad, un desamor, que los hacen insoportables. Sobre todo rodeados de gente que se empeña en que la familia es lo mejor y que eso es lo adecuado y normal.
Un de las políticas típicas en casa es: “mejor que no digas nada de tu vida y pasemos la fiesta en paz”. Esto hace un daño tremendo a la propia autoestima. Hace sentir que uno no tiene los mismos derechos que los demás, que es culpable de algo, y que, encima, les puede hacer daño simplemente “siendo el que uno es”. Por que se ama a otro hombre.
Por eso merece plantearse si ya es hora de salir del armario ante ellos. Que no pase otra Navidad de ocultación y de falsedades. Ya que puede ser preferible ni siquiera ir a ese simulacro de familia feliz.
Por supuesto que no creo que haya que salir del armario en plena comida de Navidad, y menos delante del novio, al que se ha presentado como “un amigo que estaba solo ese día, y me lo he traído”. Habría que hacerlo con tiempo y permitir que la familia reaccione y lo pueda digerir.
Y no estaría de más que este año, si la cena de Navidad o la comida, se hacen normalmente en casa de uno de los hermanos, se propusiera hacerla en la propia casa. No dar por hecho el no. Ni tampoco que les vaya a parecer mala idea. Si es así que se aguanten o que lo digan. Pero no hay que estar considerándose como de una especie inferior, por vivir una forma de relación diferente, que quizás es más amorosa y verdadera que la familia de origen.

octubre 2002
Zero 46

2 comentarios:

Jochanan dijo...

Hola Jose Ignacio, excelente blog, felicidades y gracias por tus reflexiones, sin duda son utiles, esta navidad para mi ha sido algo diferente, me hice la prueba de VIH, y bueno por motivos de las circunstancias no pude pasarla con la persona que amo, un abrazo desde Bolivia, Jochanan

José Ignacio Díaz Carvajal dijo...

Muchas gracias por tu comentario. Siento que sea un momento triste para ti.
Un cordial saludo
Ignacio