Los abusos sexuales en la infancia ocurren con una frecuencia mucho mayor de lo que se podría creer. Se calcula que uno de cada cinco hombres y una de cada cuatro mujeres, lo sufren. Y en todos los niveles sociales. Al ser algo tan doloroso y tan difícil de reconocer, tiende a olvidarse o a taparse para siempre.
Los abusos se pueden dar por alguien cercano al niño, empezando por el padre, la madre, algún hermano, primo o amigo mayor. Esto hace la tragedia mayor, pues es más difícil luchar contra lo que pasa si con la persona que abusa hay un fuerte vínculo de apego, como es un padre. En estos casos el niño no tiene elección, no puede hacer más que aceptar pasivamente lo que está viviendo, intentando darle el sentido que le impone el adulto (que es un juego, que le va a servir de iniciación a la vida, que es la expresión de su cariño y de la importancia especial que tiene para él/ella), o intentar olvidarlo cuanto antes, quitándolo de la conciencia como sea.
Pero rara vez puede denunciarlo, si es alguien cercano, por temer a perder su protección o su cariño. Su mente infantil no tiene la capacidad de resolver el conflicto entre eso que no le gusta y que se lo haga alguien que, se supone le quiere, y es quien le alimenta o le cuida y le protege, y con quien tiene un vínculo imposible de romper.
A veces el niño se encuentra con la reacción de incredulidad de la persona a la que se lo dice, y puede inducirle una sensación de irrealidad: lo que está viviendo no existe, pues nadie le cree. “Eso no me está pasando”. (Muchas veces hay una complicidad familiar para evitar el escándalo o la ruptura) Con lo cual se le estimula a negar esa realidad y escindir su personalidad, para poder sobrevivir psicológicamente. Y eso que escinde pasa a hacerle sentir culpable (pues los demás podrían creer que la iniciativa fue suya), o vergüenza, ya que ¿qué valor tiene si lo usan de esta manera?
El niño tiene que soportar un secreto, impuesto por el adulto, que además de hacerle sentir humillado, dolorido, atemorizado (por la repetición de los actos que no desea), desvalorizado, con tensión…No es raro que eso implique un cierto fracaso en los estudios, por la dificultad de concentración, y una amnesia de una gran parte de la infancia, pues hay que sepultar bien hondo lo que se vivió.
Hay estudios en los que se ha comprobado como niños que fueron abusados y quedó constancia (por alguna denuncia o visita al hospital) cuando se les ha preguntado de mayores, no recordaban absolutamente nada. Y esa amnesia es más fuerte cuanto más cercano es el abusador, empezando por el padre, madre, hermanos…
Las secuelas del abuso no dependen exclusivamente de la duración en el tiempo de los abusos, o el tipo de abuso, sino que a veces abusos únicos, o que no llegaron a ser dolorosos físicamente, pueden dejar enormes consecuencias, debido al efecto traumático de lo vivido.
Entre las secuelas tenemos sensaciones de falta de vitalidad o de vacío, tendencia a las adicciones tanto ludopatías, drogadicciones, adicción al sexo… dificultades para establecer relaciones de confianza con los demás, depresión, pérdida del interés sexual, aislamiento, conductas autodestructivas, ideas suicidas, ansiedad, insomnio, sentirse diferente, temor ante las cosas que pueden sucederle, como si no tuvieran capacidad de control adulto de las situaciones vitales…
En las relaciones de pareja podrá tener dificultades para confiar, y poder permanecer en la pareja, Se ponen a prueba a las otras personas continuamente.
O podrá repetir la relación de abuso tanto buscando un abusador, como abusando de otros. Y pueden existir dificultades sexuales tanto por temores a la agresividad, como desarrollar una sexualidad agresiva, y tendencias a la promiscuidad. Y a erotizar el afecto, con lo que implica de confusión en las relaciones con los demás.
En la edad adulta es importante romper este silencio y compartir este secreto, para poder descargarse de tantas culpas y vergüenzas, así como de las otras secuelas comentadas. Existen grupos de autoayuda, tanto en persona como en la red. Y terapeutas que tratan estos problemas. Siendo muy comprensible que se dude en remover nada por temor a sufrir aún más, pero en general el efecto liberador es enorme.
Algunas personas recomiendan enfrentarse al abusador ya de mayores, denunciarle incluso. Creo que esta debe ser una decisión personal, que tenga en cuenta primero las necesidades psicológicas de la víctima, para no acabar peor que se estaba. Pero en el caso de conocer una situación presente hay que actuar inmediatamente para proteger a ese niño o niña y llegado el caso poner una denuncia, pues estamos ante un delito, castigado penalmente.
abril 2008
Zero 108
1 comentario:
Le felicito por este articulo! Soy una victima de abusos sexuales en mi infancia, y me congratula enormemente ver que todas mis reacciones, mis miedos mis fobias a lo largo de toda mi vida, estan justificadas o mejor, son consecuencia del abuso. Yo he sido consciente de lo que me paso hace unos 4 o 5 años, no mas. Previamente, tenia las imagenes en mi mente, algunas, no todas, las recordaba, pero no analizaba el sentido que tenian. Me siento identificada con practicamente todas las secuelas que deja el abuso. Escribo un blog en el que me desahogo y explico mis sensaciones, mis miedos, mis fobias, y mis decepciones sobre todo con parientes muy cercanos, coocidos, colegio,la sociedad en general y sobre todo tambien con los psicologos que no han sabido ver nunca de donde venian mis comportamientos y mis transtornos alimentarios que justo hace 3 meses acabo de erradicar. (bulimia)
Y yo sola porque nadie me ha ayudado.
Las secuelas que deja el abuso marcan toda tu vida y la de la gente que te rodea, como bien dice usted, falta de confianza total en la pareja, en el ser humano, en ti misma, en todo.
Cuesta mucho sentirte un poco bien contigo misma y dejar de hacerte daño continuamente y clnfiar en otras personas tambien. Creo , o deduzco a veces, que si te traicionan ya desde pequeño los que deberian cuidarte y protegerte, no vuelves a confiar en nadie nunca mas.
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