domingo, 24 de junio de 2007

¿Un estilo de vida gay?

Con la visibilidad creciente de los gays, se han ido manifestando unas formas de vida, y unos estilos que han monopolizado los medios de comunicación. Los barrios gays como Chueca, muestran estilos de vida que pueden parecer, a algunos, los únicos que hay.
No a todos nos tiene que gustar el Festival de Eurovisión, o Mónica Naranjo, o practicar el excesivo culto al cuerpo, atados a las máquinas del gimnasio y consumiendo anabolizantes. Tampoco hay que ir casi rapados o tener un bolso en bandolera. No hay que consumir tal bebida energética, o comprar el último CD con música especial para gays, ni hacer cruceros, ni frecuentar exclusivamente determinadas discotecas o bares...
Para algunos esto produce alergia y rechazo, como el que produce la pluma. Y no es necesario sentir rechazo, sino más bien darse cuenta que los estilos de vida pueden ser tantos como personas. No podemos caer en establecernos como los “buenos gays” y ellos los malos, porque creamos que los otros sean víctimas de modas o consumismo. Esa actitud expresa cierta homofobia, queriendo poner en el otro lado al que nos hace el daño por dar esa imagen a la sociedad. Cuando la sociedad nos rechaza antes de existir.
Para muchos el problema es que se ven presionados por amigos o conocidos a identificarse con estilos que no les son propios, y que parecen necesarios para poder alcanzar una identidad como gays. O en su propia búsqueda de una identidad, toman a lo más visible como lo que es “ser gay”. Cuando ser gay es algo cambiante, y es una lucha personal. Esta identidad no tiene que basarse en estereotipos impuestos por la sociedad heterosexista (pluma), ni tampoco en estereotipos que crea la propia sociedad gay a través de sus instituciones de consumo (bares, tiendas, gimnasios, saunas...),o por su propia dinámica interna (muscularse para dar impresión de salud en la era del SIDA). Creer en ese único estilo de vida gay puede llevar a sufrir mucho en la autoestima y a tener problemas de salud. (Considerando que sin belleza, sin juventud, sin músculos, sin ir a la moda o sin frecuentar el ambiente noctámbulo gay, no se pueda ser feliz).
Priorizar el placer sexual, rendir culto a lo joven, al músculo, tener que drogarse o beber en exceso, o ir a la moda, pueden conformar una vía idealizada para realizarse. Para muchos es una estética imposible de obtener, que solo sirve para aumentar una sensación de alineación y un sentimiento de “ser inadecuado”. Creo que hay que mirar hacia otros modelos más personales para encontrarse a uno mismo y sentirse bien. Modelos que nos hagan más autónomos y libres. Sin menospreciar estos otros que nos ofrece la realidad, que son, en cierta forma, una fuerza colectiva de cambio y liberación frente al rechazo social.

agosto 2003
Zero 56

Cultivar la amistad

Los amigos constituyen un aspecto muy importante de nuestras vidas, que no debemos descuidar. En muchos casos se convierten en nuestra “familia de elección”. Sobre todo para los que han sufrido el ostracismo familiar. En general nos hacen sentirnos valiosos y queridos; nos sirven de compañía, de consuelo, de cuidadores, de consejeros...y nos permiten quererles y compartir la vida.
Por todo esto, y mucho más, es importante aprender a cuidar esas relaciones y si es posible mejorarlas. Una verdadera amistad es un tesoro, irrepetible, inintercambiable, que solo se da, de esa forma, con esa persona concreta. Cultivar la amistad es un arte a desarrollar.
1. La amistad se fundamenta en el encuentro. No hay que retrasarlos demasiado. Como una planta a la que se riega, la amistad tiene su ritmo, y no puede dejar de regarse.
2. Hay que compartir los momentos importantes: alegrías, acontecimientos vitales, duelos, logros... y hacer cosas juntos, aunque sean triviales: ir al cine, o de compras, o salir con la bici. Si es posible, en intimidad, sin otros testigos, para que florezca la vivencia de que se es importante el uno para el otro y se tiene disponibilidad, aunque sea limitada.
3. La sinceridad y el comunicar los verdaderos sentimientos son como el buen clima que necesita para su desarrollo. No se puede mentir al amigo. Destruiría la confianza. E igual si no se le expresa lo que preocupa, lo que se teme, lo que se disfruta.
4. Cualquier pretexto es bueno para hacer una llamada, para mandar una postal (aunque el amigo viva en la misma ciudad), para enviar un mensaje al móvil. Sabrá que pensamos en él.
5. El mayor regalo que podemos hacer a un amigo es nuestra escucha, nuestra constancia, nuestra disponibilidad sin condiciones. Por eso los verdaderos amigos no suelen hacerse regalos excesivos que tienden a deslumbrar o seducir, o que pueden crear una sensación de deuda.
6. El abuso, la utilización, la búsqueda de provecho propio son incompatibles con la amistad. Así como el egoísmo o la falta de generosidad.
7. Tampoco podemos pedir al amigo algo que le obligue a ser injusto, a mentir, a favorecernos indebidamente. Le obligaríamos a vivir el dilema de tener que traicionar a su forma de ser o traicionar a la amistad. Y la amistad implica una ética de respeto absoluto a la libertad y la forma de ser del otro

enero 2005
Zero 75

¿Dónde vamos de vacaciones?

Tomar decisiones es cosa del día a día en la pareja: si se sale el fin de semana, si se va al cine, si se compra un mueble, quién prepara la comida...y esto exige aprender a dialogar y a negociar lo que nos interesa; aprender a reconocer los propios deseos y necesidades, y aprender a expresarlos sin temor.
Algunos delegan ciertas decisiones por pura pasividad. Muchas veces justificándolo en que no tienen preferencia o no tienen tiempo para buscar. Cuando lo que hacen es someterse para evitar conflictos que no saben manejar. Quizás por el tipo de carácter del otro, que pueda ser muy obstinado o agresivo o dominante. Quizás por una actitud de renuncia a los deseos propios por autodesvalorización o por cierto nivel de depresión (que puede estar enmascarada).
En la pareja hay muy a menudo conflictos entre los deseos y necesidades propios y los del otro. Por eso, para que la pareja funcione mejor, es importante reflexionar sobre el nivel de satisfacción de esos deseos y necesidades, para que no sea siempre el mismo el que ceda, o que incluso para ciertas cosas se busque satisfacción por fuera de la pareja.
Si para uno es muy importante irse a escalar montañas y para el otro lo que necesita es refugiarse en una casa de campo, para cocinar, pasear y leer, quizás no puedan pasar todas las vacaciones juntos y tengan que buscarse otros compañeros para sus planes, y reducir a un mínimo común que les permita pasar unos cuantos días juntos.
El sentirse libres para alejarse en vacaciones, oxigena a la pareja y permite que las vacaciones cumplan mejor su objetivo de recrearnos y darnos nuevos bríos para el resto del año. No solo para trabajar sino también para continuar creciendo en la convivencia de pareja.
En la pareja nunca hay que imponer. Y sólo a veces hay que renunciar o ceder. Pero sobre todo hay que hacer sentir al otro que se está juntos para disfrutar de la vida, para crecer, para sentirse mejor que a solas. Y esto es raro que se pueda conseguir con coerciones, o con actitudes muy pasivas.

mayo 2004
Zero 65

Convivencia de vacaciones

Tras las vacaciones de verano aumenta el número de separaciones y divorcios. Se cree que es debido a la tensión que se acumula durante esos días de convivencia forzada, que acaban por dar al traste con esa pareja, ya deteriorada.
El ocio no tiene que relajar ni unir a la pareja, porque no se trabaje. De hecho hay personas que se agobian si no tienen nada que hacer. O que soportan mal la convivencia 24 horas con el compañero o compañera, sin la interrupción que suponía el irse a trabajar. Teniendo que decidir montones de cosas fuera de la rutina habitual (excursiones, compras, salidas, comidas, encuentros o alguna situación difícil como un robo) que ponen a prueba el carácter de ambos, y el encaje entre ellos. La falta de iniciativa, o el ser muy pasivo, o el no tener espíritu de aventura, no tienen por qué crear problemas en el día a día, pero sí en una situación de un viaje de vacaciones.
Para los que no conviven habitualmente, es un momento de prueba, que si no sale bien puede poner en crisis a esa pareja. Y sobre todo a los que viven en ciudades o países separados y cogen con muchas ganas y expectativas ese encuentro veraniego. Si apenas se conocían pueden llevarse una desilusión al ver que las cosas no funcionan como esperaban. Por ejemplo por que al otro le guste disfrutar mirando o coqueteando, por su forma de ser, y se cree una situación de celos.
Irse de vacaciones es fuente de relax si se sabe hacer y si se va a un entorno conocido y con alguien conocido. Lo nuevo siempre crea tensión e incluso miedo. Mejor es no olvidarse de esto y tomarse las cosas con mucha calma y sin crearse unas enormes expectativas .


julio 2004
Zero 67

miércoles, 13 de junio de 2007

Los ex-novios

Entre los gays hay un fenómeno curioso y es la frecuencia con que se dan la amistad y las buenas relaciones con los antiguos novios. Cosa que no ocurre entre los heterosexuales para los que la ruptura suele implicar un distanciamiento total, algo realmente traumático, con un gran componente de odio; es típica la situación de gente que no se vuelve a hablar nunca, o incluso que pasados 15 o 20 años desde la separación se salen de una reunión en la que aparezca un ex.
Probablemente, en los heteros influyan muchos factores, como el tener que pasar por el proceso legal de separación o divorcio, con sus implicaciones económicas, y de reparto de responsabilidades. También está el que se aguanta más de la cuenta y que las rupturas son con un mayor deterioro de la relación previo a la separación debido a que hay una mayor dependencia de las mujeres tanto en lo emocional, como en lo económico y por la presencia de los hijos.
Entre los gays se suele dar de forma menos traumática, sin tantas presiones sociales, económicas o familiares y en cuanto surgen las desavenencias es más factible que se disuelva la relación. Con lo que la carga negativa acumulada es menor y se tiende a recuperar la relación más fácilmente, en forma de una amistad.
La ruptura no se traduce en odio, sino en simple distanciamiento afectivo y sexual, que no impide los sentimientos amistosos. (Aunque hay excepciones en casos de una infidelidad no esperada o algún tipo de traición o violencia)
Lo malo de ciertas rupturas es que no acaban de aclararse en mucho tiempo y llevan a que ambos sigan viéndose o incluso conviviendo, y por otro lado empiecen a tener otra pareja que se ve involucrada en conflictos y tensiones de la anterior pareja.
Por eso es muy importante que cuando uno establece una pareja nueva tenga claro que el otro se haya dado el suficiente tiempo como para que se haya cortado de verdad la relación con su anterior novio. Pues éste puede intentar recuperarle entrometiéndose y boicoteando la nueva relación. A veces con la apariencia de amistad y buenas intenciones.
Hay que establecer verdaderas fronteras con las personas que forman parte del círculo afectivo de la pareja, pues puede haber muchos ex entre los amigos, con el riesgo de que aparezcan situaciones sin resolver, o celos que lleguen a ser tremendamente destructivos.
Puede ser muy difícil para un ex ver como la casa que compartió con su pareja es ahora vivida por otra persona que ha venido a ocupar su lugar, y que utiliza incluso los objetos que compró personalmente o escogió con su novio.
En épocas de crisis de pareja, pueden aparecer antiguos novios como salvadores, como hombros consoladores, pretendiendo hacerse los imprescindibles y así sacarse la espinita clavada que supone que su ex haya preferido a ese-otro-que-ahora-le-hace-sufrir-tanto.
El ex tiene que tener claro su nuevo papel en la vida de su antigua pareja, y aclararse con sus sentimientos, lo mismo que viceversa su ex novio. Pues el coqueteo, el pretender recuperar complicidades, el exceso de confianza frente al nuevo novio, son estrategias destructivas tanto para la pareja nueva, como para que sea posible una verdadera amistad entre los dos ex.
Se necesita una gran dosis de madurez y sentido del humor para afrontar esa presencia en la vida de la nueva pareja del ex. Lo mejor es tener una distancia adecuada, que siempre será mayor que la que se tiene con otros amigos, y resignarse a que nunca más se volverán a vivir determinadas experiencias que corresponden a otra época de la vida.


junio de 2003
Zero 53

El hombre de mi vida

Me choca mucho escuchar la expresión el hombre de mi vida, pues no creo que exista una única persona que sea la que encaje con uno para toda la vida, o la persona perfecta que nos lo vaya a dar todo y para siempre. En todo caso uno podría hablar de los hombres de su vida. Que la vida es muy larga y se va evolucionando en personalidad, en necesidades y no siempre es posible que esa evolución coincida con el otro. Lo que no impide que uno pueda plantearse la relación como indefinida y desear que dure toda la vida, si la cosas van bien en muchos sentidos.
Ahora que vamos a poder casarnos, la cuestión es si plantearse además el matrimonio. Y creo que esto es una decisión muy personal, que está más relacionado con cuestiones político-sociales (al menos para los primeros que lo hagan en plan reivindicativo), o con el tema de tener hijos y darles una estructura familiar más tradicional, por las ventajas fiscales y sociales que tenga, o por que se identifiquen con los matrimonios heterosexuales y añoren toda la historia de festejos, rituales sociales, y lo que implica de normalización social.
Pero casarse no implica necesariamente un mayor compromiso, pues está visto la de gente que se separa o divorcia al poco tiempo de casarse. El compromiso es algo que uno vive interiormente y no creo que ya influya mucho el rito social, que está desprestigiado, al menos en el mundo heterosexual. No creo que haya que hacer una decisión por moda, sino pensarlo bien, pues en todo caso sí que implicamos a familiares, amigos en la decisión y no es cuestión de marearles con bodas, regalos, para que aquello esté roto a los dos días.
Uno crea una relación amorosa y aprende a amar a esa persona, con lo que implica de entrega, cesiones, cuidado, solidaridad...valores que no están en alza, lamentablemente.


noviembre de 2004
Zero 71

El rompecorazones

Algunas personas van por la vida creando expectativas en los demás, que luego no se van a cumplir. Seducen, enamoran, dan, quizás, de aquello que saben que el otro anhela enormemente. Crean un momento o un estado intenso de intimidad. Hacen sentir al otro importante o valioso. Transmiten la sensación de “que uno ha encontrado a la persona que se esperaba”, o que son maravillosos. Y no es algo sólo erótico, pues aunque sean seductores y busquen sexo, hacen sentir que hay algo más. Algo que llega hondo y que desbloquea las defensas de su víctima. Que se entrega involuntariamente a un estado de entusiasmo e ilusión condenado al fracaso.
Son personas con un don, un encanto, que las hace irresistibles. Se presentan como simpáticas, interesadas, que tienen en cuenta al otro como ser humano. A veces son serviciales o entregadas. Quizás son especialmente guapos o lo consiguen parecer. Y se acercan a personas que son más débiles o más necesitadas, y que fácilmente van a caer en ese hechizo.
Todo este es una estrategia inconsciente (en principio, hasta que se repite demasiadas veces, incluso para ellos) que les lleva a tener que conquistar, atraer, seducir…pero con el fin de sentirse valiosos, o sentir que tienen cierto poder, o que no están en el lugar de los que son abandonados, sino en el de los que abandonan (pues no lo soportarían). Huyen a la primera de cambio, o dicen que no quieren comprometerse, o dan a entender que no es posible una continuidad.
Es una problemática narcisista, por la que se juega con los sentimientos de los demás, para mantenerse con cierto valor. Y que implica no sentirse culpables del daño que se hace, pues no pueden realmente “ver” al otro en su integridad como personas. Usan a los otros, para sus necesidades psicológicas, pero son incapaces de querer a nadie. Ni siquiera a ellos mismos. En todo caso pueden pensar que el otro es tonto por lamentarse de su suerte, o que dramatiza en exceso, o que hizo mal enamorándose “pues le dejó claro desde el principio que no había nada más”.
Son personas que pasan de una relación a otra, como de “oca en oca”. Precisamente para no sentir pérdida o carencias, y no poder deprimirse nunca (que es lo que en el fondo ocultan: una depresión larvada, pero profunda).
Ante personas así hay que huir cuanto antes, pues no es posible cambiarlas con el cariño, ni con el diálogo. Lo triste es que normalmente es demasiado tarde…para su víctima.


julio de 2006
Zero 89

Mentiras

Una de las cosas que más daño hacen en la pareja son las mentiras continuadas de alguno de los integrantes. Puesto que llega un momento en que ya no se sabe si algo es verdad o no. Y la confianza se resiente tanto que la convivencia se hace muy difícil.
Esto ocurre mucho con las personas que son adictas al juego, el alcohol o las drogas, o a internet. Están siempre intentando ocultar y ocultarse la gravedad de su problema y la mentira compulsiva forma parte de su enfermedad. Es muy difícil ayudarles precisamente por esa mentira, que nos impide confiar en que nuestra ayuda vaya a servir para algo.
Otras personas son muy fantasiosas y necesitan creerse sus fantasías y hacerlas creer. Mienten para darse importancia, o para ocultar sus fallos y problemas. Para ellas es más importante mantener su precaria autoestima que la comunicación de la verdad y la confianza en su pareja. Tienen tanto miedo al rechazo y al abandono que necesitan estar dando una falsa impresión. Son tan inseguras que apuntalan su identidad a base de esas mentiras.
Cuando es un problema de personalidad, como el que planteo, mejor es buscar una ayuda profesional, pues realmente es una enfermedad.
Otra cosa son las mentiras ocasionales que muchas parejas se hacen para no confesar una infidelidad, o algún asunto que saben que al otro le va a hacer mucho daño o que le va a crear mucha inquietud.
Es verdad que aunque en la pareja debe existir confianza absoluta, no se puede contar todo y a veces, para preservar cierta intimidad personal, o para evitar conflictos, se miente. Pero sería mejor callar algo y no mentir, pues el daño es menor, en todos los sentidos.

abril 2005
Zero 79

Vacaciones

En tiempo de vacaciones es importante reducir el ritmo vital y acompasarlo al ritmo biológico (dormir cuando apetezca, comer cuando haya hambre) y recuperar el contacto con la naturaleza. Es un momento para re-crearnos, para deshacer los vicios adquiridos durante un año de monotonía y rutinas, y retomar una senda interior y personal de cultivo propio y cultivo de la amistad y el amor.
Tenemos la oportunidad de desconectar del tener-que-demostrar, del competir, para limitarse a ser uno mismo. Adueñarse de uno, aposentarse en nuestro terreno propio y sentirse como en casa. Esto implica adueñarse también del lugar a donde viajemos, integrarlo y percibirlo como un lugar de acogida donde experimentar bienestar físico y psíquico.
Podemos buscar vivencias que nos conecten con lo más íntimo de nuestro ser, vivencias de lo sublime: sea la inmensidad del mar o del silencio de la montaña. Sentimientos que nos hacen sentir humildes, vivir lo espiritual que nos habita, conectar con sensaciones de pérdida de límites y ausencia de responsabilidades.
Desde esa distancia, retomar el sentido de nuestra vida y de nuestras obligaciones, gracias a saberse a muchos kilómetros, respirando otros olores, contemplando otras flores, percibiendo otra luminosidad en el cielo, escuchando otras voces.
Se da una apertura de los sentidos, que nos permite incorporar como haría un niño que observa y toca todo lo que ve. Acumulando experiencias , sintiendo que estamos vivos y que la vida nos pueda aportar mucho, como esos momentos de sobrecogimiento (que implican belleza y temor a la vez). El viaje permite recuperar aspectos como el juego, el verdadero ocio, el dejar pasar el tiempo contemplando con los ojos muy abiertos lo que nos pase por delante. Nos permite recuperar la ilusión, la fantasía, para ver las cosas con interés, con ojos renovados.
El viaje nos puede hacer mejores si incorporamos esta serie de experiencias. Lo importante pasan a ser estos momentos intensamente vividos, auque sean de calma y silencio, que quedan grabados profundamente. Los recuerdos podrán ser gestos, ciertos olores, un presencia en la atmósfera, un ambiente en una calle...
Una alternativa a esta forma de viajar es la de llenar nuestro cuerpo de estímulos potentes como consumo, música, baile, pastillas, sexo, buscando sacudirnos para salir de nuestro letargo interior, de la apatía y la falta de ilusión vital o buscando el vaciarnos y anonadarnos. En esos casos la vuelta a casa confirmará la sensación de hastío y de vacío interior, pues no se ha transfigurado nada internamente que permita afrontarla con mejor ánimo.


junio de 2003
Zero 53

Lenguaje no verbal

Nos comunicamos más por medio de nuestro cuerpo que por vía oral. Se calcula que entre un 65% y un 80% de la información que transmitimos a los otros lo hacemos con gestos, movimientos o posturas. Sin embargo confiamos mucho en la eficacia de las palabras que pronunciamos, como si fueran lo único que emitimos, o lo más importante. Y no es cierto.
Hacemos más impacto en el otro por nuestro tono de voz (agresivo, dulce, acogedor, distante...) o con señales no verbales. Y ante cualquier incongruencia, la gente se fía más del mensaje no verbal. ( Algo que explotan las películas de humor o de terror, pero que parecemos ignorar en nuestra comunicación habitua)l.
Aprendemos a captar desde bebés, lo que el otro quiere decir, mediante la observación de sus mensajes no verbales. Y todos estamos usando esa percepción de forma inconsciente e intuitiva. Comunicando aunque callemos.
Esa comunicación se da con los movimientos del rostro, con la posición de nuestras manos, con la distancia física. Así una persona puede caer fatal a otra, si por ejemplo se le mete en su espacio íntimo o personal. Este espacio es necesario a nuestro alrededor y sólo dejamos traspasarlo a determinadas personas: padres, hijos, amantes... Un contacto físico, no esperado o no deseado, aunque sea tierno, se puede vivir como una invasión agresiva.
El lenguaje del cuerpo es como el lenguaje hablado: hay frases, hay contexto. No es lo mismo sonreír tras unas mirada dulce, que tras unas mirada de indiferencia o de odio. Y hay que tener en cuenta los mensajes no verbales del otro, la situación... Mirar a otro de forma insistente, más allá de unos segundos, puede ser vivido como deseo, o como provocación. Pudiendo depender exclusivamente del sitio dónde se hace. Y en caso de estar ligando hay que tener muy claros los mensajes que estamos emitiendo y si son los correctos para esa situación.
Cuando alguien encuentra que le rechazan una y otra vez sin saber porqué, debería preguntarse qué mensajes emite, sin percatarse, a través de sus gestos , su forma de vestir, su aproximación al otro, que actúan independientemente de sus palabras. Igual cree que es cálido cuando se está mostrando frío y distante. O cree que se muestra sincero y se está delatando con microgestos corporales.
Para conocernos mejor en lo que respecta a nuestro lenguaje no verbal podemos observarnos y observar a los demás y si es preciso recurrir a algún amigo que nos haga de espejo y nos diga lo que ve. Esto va a ayudarnos a mejorar nuestra comunicación.

febrero de 2003
Zero 48