Escucho a ciertos homosexuales decir que eso de ser gay es, exclusivamente, un asunto personal, y que pudiendo vivir su sexualidad en privado, sin que los que les rodean o sus familiares lo sepan, pueden ser felices. Que les basta tener un novio o poder ligar, y que así desarrollan su vida perfectamente. Pues la diferencia está en el sexo, y que por lo demás no son diferentes del resto de las personas; que no se identifican con los gays que conocen, y sus modos de vida; que no tienen que participar de ninguna actividad específicamente gay; sea ir a bares, o tener un grupo de amigos gays, o asociarse a un colectivo, o manifestarse.
Creo que esta postura esconde, muchas veces, la interiorización del discurso homófobo. Y, detrás, está el rechazo a identificarse, o a ser identificado, con los demás gays. Que se tiene una imagen degradada de sí mismo. No se desea pertenecer a ese grupo de estigmatizados; de los que la sociedad tiene una imagen parcial y, casi siempre, caricaturesca.
Asumirse como miembro de un grupo social, y solidarizarse con los otros gays, es la manera más adecuada de combatir el proceso de rechazo social interiorizado. Esto no implica tener que ser de una manera que uno no es.
El aislamiento y la vida en secreto de la propia afectividad denotan una actitud de vergüenza; demuestra que se cree uno lo que la sociedad piensa: que ser homosexual es solo cosa de sexo y no, también, de amor; de otras formas de entender la vida. Implica aceptar el recortar la propia vida a gusto de la sociedad
Con esto no digo que haya que salir del armario a la fuerza, sino que se debe integrar uno lo más posible en su entorno, para no transitar solos, cargados de angustia, sin poder desarrollar plenamente su personalidad; sin poder disfrutar de cierta visibilidad, que les permita “reflejarse” en los otros y “reconocerse a sí mismos”.
Por otro lado uno no puede ser autónomo y libre individualmente, sino consiguiendo que se cambie la imagen social que se tiene de ser gay. Hasta que no tengamos todos los derechos de cualquier persona, no nos sentiremos completos.
Si uno permite el insulto a otros gays, absteniéndose de opinar, quedándose en silencio, está favoreciendo el odio al homosexual, y su propio auto-odio, así como, el sentirse humillado y cobarde.
Salir del armario sigue siendo una opción personal, que debe ser muy meditada y situada en el contexto de cada uno. No todo el mundo puede afrontar el rechazo que puede encontrar si lo hace. Pero al menos debe intentarse en el máximo grado posible.
marzo 2002
Zero nº39
2 comentarios:
es cierto, hay que tener huevos para vivir la vida que uno quiere, sea la que sea. Mucha gente es infeliz por vivir una doble vida, prefiero mil veces saber a que atenerme con determinada gente en lugar de recibir un cariño que ni siquiera sé totalmente sincero.
Es curioso lo extendido que está el concepto de que la homosexualidad es un asunto "sexual" privado, y en cambio no se percibe que la heterosexualidad es pública, evidente y notoria.
Aquellos gays que mantienen esta postura se autolimitan a vivir en su armario privado. No ocultan su sexualidad sino su emocionalidad, y eso difícilmente es sano.
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