Hacernos visibles en situaciones anónimas.
A veces, por ejemplo en un comercio, nos preguntan si algo que compramos es para nuestra esposa o nuestro marido (heterosexuales).
Si no corremos riesgos, por estar en un país en el que se reconocen nuestros derechos, y no tememos un insulto o ataque homófobo, debemos aprovechar para decir que no, que es para nuestra pareja del mismo sexo (si fuera el caso) (o incluso si no lo es, para aprovechar la oportunidad).
Al menos esa persona cuidará la próxima vez de atribuir, sin más, a sus clientes una pareja heterosexual. Se dará cuenta que existimos, o que somos más de los que cree. Y podremos irnos sin habernos auto-negado de nuevo como gay o lesbiana.
No vale decir que a quién le importa nuestra intimidad o lo que hago en la cama. Esa persona no me atribuye una actividad sexual, sino una orientación sexual. Y lo hace desde una estructura heterosexista, que me coloca en un lugar desvalorizado. Por eso es importante reivindicarse y decirlo.
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