Nos pasamos la vida perteneciendo a grupos sin ser apenas conscientes de ello. La familia, una pandilla, un equipo deportivo, un barrio, un país, una empresa...Vivimos en grupos, como en “atmósferas” imprescindibles, que necesitamos para existir. Los grupos nos aportan muchas cosas: apoyo, solidaridad, identidad, y por eso nos gustan, aunque sea transitoriamente.
Como gays también necesitamos esa “atmósfera”, esa sensación de formar parte de un grupo humano. Y aunque podemos pertenecer a grupos en el mundo heterosexual, echamos de menos grupos que nos reconozcan de otra manera, en donde poder ser más libres y encontrar referencias respecto a nuestra orientación sexual.
Por eso antes o después todos acabamos pasando por los sitios de ambiente. Por que buscamos no sólo ligar, o comunicarnos, sino que también buscamos ese entorno psicológico. Aunque no se ajuste mucho a nuestra manera de ser.
No está de más plantearse la posibilidad de pertenecer a grupos específicamente gays, en los que encontrar una sensación de apoyo, libertad, solidaridad. Donde comunicarnos y poder crecer . Un entorno protegido que aporte bienestar psicológico y seguridad.
Todos conocemos la sensación de alivio, incluso de felicidad, que se siente cuando al estar en el extranjero, de pronto podemos hablar con alguien en nuestro propio idioma. Eso nos hace sentir protección y disminuye la sensación de aislamiento.
Por eso animo a todos a intentar encontrar esa experiencia de pertenecer a un grupo, que hable tu propio “idioma”.
Hay colectivos y asociaciones gays, y dentro de ellos hay grupos de lesbianas, de jóvenes, de sordos, de deportes, de cristianos, de seropositivos, de transexuales. O comisiones de prensa, de salud, de educación, de derechos humanos.
Lo que ocurre es que muchas veces se tiene prejuicios contra estos colectivos; lo que impide acercarse a ellos. Prejuicios en contra, sin haberse molestado en conocerlos o en tomar contacto con ellos ni siquiera una sola vez. Sin tener una experiencia directa de dichos grupos.
Si esa vía no se ve adecuada, después de haberla intentado, yo animo a la creación de grupos en el ámbito que nos afecte o interese: por ejemplo, de padres gays, o de padres de gays, o un equipo de fútbol , o un grupo para leer libros en común y luego discutirlos, o un coro, o un grupo de universidad, o de pedagogos, o de cocina para solteros, o de cualquier cosa.
Las ventajas de agruparse son tantas que no voy a insistir. Sólo creo que merece la pena probar, aunque sea por un tiempo, y ¡a ver que pasa!.
agostos 2002
Zero 44
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