No son raros los gays y lesbianas que a causa de la homofobia social y la falta de apoyos en su proceso de auto-definición sexual han pasado por una fase de heterosexualidad forzada. Gays que no tenían otra opción, o por vivir en medios tremendamente homófobos, o por tener muchas dudas sobre su sexualidad, o creer que nunca se les aceptaría como gays o por sus creencias religiosas. Han tenido, a veces, que casarse, o buscarse novia o novio, e incluso han acabado teniendo hijos. Y muchas veces sin mala voluntad, al menos conscientemente.
Han sepultado esa parte de sí mismos, de tal manera, que incluso han creído que habían solucionado ese “problema” por el que pasaron de adolescentes. A veces por haber sufrido una terapia mal conducida por algún profesional de la “salud mental”, que creen que la orientación sexual se puede reconducir, y que la homosexualidad es una enfermedad o al menos que si un paciente es infeliz por ser homosexual, hay que ayudarle a cambiar. ¡Qué mala actuación por parte de esos profesionales! Tratamientos, que incluso las Organizaciones Internacionales de Salud han recomendado su prohibición, debido al daño que causan a los pacientes que los sufren.
Pero veamos el otro lado del drama: todas esas parejas, esposos, amantes, compañeros, que han vivido parcial o totalmente engañados, o al menos ajenos al drama de su pareja y a una posible doble vida que han podido tener. Y esos hijos que van a padecer un grave conflicto familiar, cuando todo esto salga a la luz.
Al descubrirse la realidad de la orientación homosexual de su pareja, o que ésta, sin ánimo de engaño, se aclara y sale del armario tras mucho tiempo de duda, muchos lo han podido digerir por la buena relación que tenían y el proceso como se ha llevado esa salida de armario. Pero muchos otros lo viven como un auténtico shock, que les traumatiza enormemente.
No sólo se pueden sentir humillados por la infidelidad, sino que sufren una descalificación enorme, una sensación de haber vivido con un extraño, un odio y rabia intensísimos contra su compañero o compañera, y a veces una sensación de irrealidad (“esto no me puede estar pasando”) y de haber hecho todo mal, de no haber sido suficiente mujer u hombre para su pareja. La sensación de soledad es muy fuerte y se pasa un proceso de duelo tremendo, doloroso, y que es difícil de compartir si hay incomprensión por parte del ambiente que le rodea: ¿cómo es que no se dio cuenta de con quién estaba?
En parte van a sentir culpa, vergüenza, desvalorización, y otros sentimientos negativos, que serán más intensos, cuanto peor preparados estén para afrontar una situación así.
Los hijos podrán vivirlo de muchas maneras, influyendo el sufrimiento de la otra parte para que puedan incluso llegar a odiar al padre o madre que ha causado tanto dolor, y si no se les prepara, pueden adoptar con ese padre una actitud francamente homófoba y avergonzada. Algo que necesitaría ayuda para ser solucionado.
Puede creerse que este problema está ya obsoleto, y que no sucede hoy en día, pero, quizás hay disminuido en España, pero la homofobia social hace estragos en todas partes.
Muchas mujeres son usadas para tapar un problema social en muchos países, porque los que se casan lo hacen con la intención de curarse, y no revelan sus dudas o su vida anterior, y porque aunque realmente quieran a esa mujer y el tipo de vida de una familia tradicional con hijos, no les han dado la opción de elegir el arriesgar un proyecto de vida con alguien que antes o después aflorará su deseo y su necesidad de relaciones con su mismo sexo.
A parte de psiquiatras y psicólogos que influyen para que se creen estas parejas están movimientos como el de los Ex – gays , de los evangélicos, que se dedican a pretender cambiar homosexuales y convencerles de que pueden ser heterosexuales. Este movimiento muy implantado en Latinoamérica, empieza a hacer de las suyas aquí en España.
Es importante denunciar que ni la homosexualidad es una enfermedad, ni la orientación sexual se puede cambiar. Tan imposible es convertir a un heterosexual en homosexual como viceversa.
En algunos países las víctimas de esta situación se están organizando para darse mutuo apoyo y encontrar vías de recuperación de su trauma. No sólo para volver a sentirse bien como personas, sino también para poder volver a relacionarse con sus ex - parejas, que de alguna forma son víctimas también de unas estructuras homófonas, que nos influyen a todos y que van destruyendo personalidades impunemente.
Algunas referencias
Se pueden encontrar videos en inglés de mujeres contando su experiencia como víctimas de “ex - gays” a los que se les impulsó a casarse para curarse http://www.truthwinsout.org/
Existe una organización internacional de ex – parejas de personas LGBT, con delegaciones en 7 países.
Hay multitud de páginas del movimiento evangélico animando al cambio de orientación y de páginas homófobas que acusan al movimiento gay de presionar para que la gente no encuentre su “verdadero camino” (es decir el camino a la heterosexualidad) y como ejemplo de dichas páginas de odio homosexual está http://www.esposibleelcambio.org/ que se dirige a los adolescentes de esta manera: “has de tener muy claro QUE TÚ NO "ERES" HOMOSEXUAL, YA QUE LA HOMOSEXUALIDAD NO ES UNA “IDENTIDAD SEXUAL MÁS” (como nos quiere hacer creer la MANIPULACIÓN del lobby gay)”.
Zero 104
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