Nos comunicamos más por medio de nuestro cuerpo que por vía oral. Se calcula que entre un 65% y un 80% de la información que transmitimos a los otros lo hacemos con gestos, movimientos o posturas. Sin embargo confiamos mucho en la eficacia de las palabras que pronunciamos, como si fueran lo único que emitimos, o lo más importante. Y no es cierto.
Hacemos más impacto en el otro por nuestro tono de voz (agresivo, dulce, acogedor, distante...) o con señales no verbales. Y ante cualquier incongruencia, la gente se fía más del mensaje no verbal. ( Algo que explotan las películas de humor o de terror, pero que parecemos ignorar en nuestra comunicación habitua)l.
Aprendemos a captar desde bebés, lo que el otro quiere decir, mediante la observación de sus mensajes no verbales. Y todos estamos usando esa percepción de forma inconsciente e intuitiva. Comunicando aunque callemos.
Esa comunicación se da con los movimientos del rostro, con la posición de nuestras manos, con la distancia física. Así una persona puede caer fatal a otra, si por ejemplo se le mete en su espacio íntimo o personal. Este espacio es necesario a nuestro alrededor y sólo dejamos traspasarlo a determinadas personas: padres, hijos, amantes... Un contacto físico, no esperado o no deseado, aunque sea tierno, se puede vivir como una invasión agresiva.
El lenguaje del cuerpo es como el lenguaje hablado: hay frases, hay contexto. No es lo mismo sonreír tras unas mirada dulce, que tras unas mirada de indiferencia o de odio. Y hay que tener en cuenta los mensajes no verbales del otro, la situación... Mirar a otro de forma insistente, más allá de unos segundos, puede ser vivido como deseo, o como provocación. Pudiendo depender exclusivamente del sitio dónde se hace. Y en caso de estar ligando hay que tener muy claros los mensajes que estamos emitiendo y si son los correctos para esa situación.
Cuando alguien encuentra que le rechazan una y otra vez sin saber porqué, debería preguntarse qué mensajes emite, sin percatarse, a través de sus gestos , su forma de vestir, su aproximación al otro, que actúan independientemente de sus palabras. Igual cree que es cálido cuando se está mostrando frío y distante. O cree que se muestra sincero y se está delatando con microgestos corporales.
Para conocernos mejor en lo que respecta a nuestro lenguaje no verbal podemos observarnos y observar a los demás y si es preciso recurrir a algún amigo que nos haga de espejo y nos diga lo que ve. Esto va a ayudarnos a mejorar nuestra comunicación.
febrero de 2003
Zero 48
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