Una de las cosas que más daño hacen en la pareja son las mentiras continuadas de alguno de los integrantes. Puesto que llega un momento en que ya no se sabe si algo es verdad o no. Y la confianza se resiente tanto que la convivencia se hace muy difícil.
Esto ocurre mucho con las personas que son adictas al juego, el alcohol o las drogas, o a internet. Están siempre intentando ocultar y ocultarse la gravedad de su problema y la mentira compulsiva forma parte de su enfermedad. Es muy difícil ayudarles precisamente por esa mentira, que nos impide confiar en que nuestra ayuda vaya a servir para algo.
Otras personas son muy fantasiosas y necesitan creerse sus fantasías y hacerlas creer. Mienten para darse importancia, o para ocultar sus fallos y problemas. Para ellas es más importante mantener su precaria autoestima que la comunicación de la verdad y la confianza en su pareja. Tienen tanto miedo al rechazo y al abandono que necesitan estar dando una falsa impresión. Son tan inseguras que apuntalan su identidad a base de esas mentiras.
Cuando es un problema de personalidad, como el que planteo, mejor es buscar una ayuda profesional, pues realmente es una enfermedad.
Otra cosa son las mentiras ocasionales que muchas parejas se hacen para no confesar una infidelidad, o algún asunto que saben que al otro le va a hacer mucho daño o que le va a crear mucha inquietud.
Es verdad que aunque en la pareja debe existir confianza absoluta, no se puede contar todo y a veces, para preservar cierta intimidad personal, o para evitar conflictos, se miente. Pero sería mejor callar algo y no mentir, pues el daño es menor, en todos los sentidos.
abril 2005
Zero 79
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