El porno es un estímulo erótico que normalmente se vive en privado, y que le pone a uno en contacto con sus fantasías más íntimas. El consumirlo en pareja puede ser una manera de conocerse mutuamente, al ver qué es lo que provoca en el otro y puede crear una mayor sensación de confianza. Pero para algunos puede ser incluso una situación que cree inseguridad o celos, dependiendo de su carácter.
De hecho hay parejas que no lo toleran bien. Lo viven como una infidelidad o como que el otro desea algo más de lo que le puede dar, o que se empieza a cansar de uno.
La pareja no puede dar todo en el terreno sexual. Es normal que uno pueda querer mucho a su pareja, y que le excite sexualmente, pero que tenga deseos o fantasías que no realiza con su compañero y que con el porno tengan un cauce adecuado. Por ejemplo ciertas fantasías fetichistas o sadomaso.
Contemplar juntos imágenes porno puede ser una manera de aprender nuevas posturas o prácticas, y es una fuente de estímulos poderosa para la posterior relación sexual.
Lo que no se puede esperar del porno es un modelo de relaciones de pareja, pues se basa en descarnar la relación de casi todo lo humano y tierno, para convertirlo en algo poderosamente estimulante. Muestran sexo, no hablan de amor.
Las imágenes no son, generalmente, muy reales, pues en las películas el montador se encarga de eliminar tomas, de resaltar lo que más estimula, de alargar el tiempo, de aumentar tamaños mediante las perspectivas... Los intérpretes no se cansan, tienen erecciones magníficas, siempre están dispuestos y se corren como si llevaran semanas sin hacerlo. Y el placer se simula todo lo necesario.
La ideología que trasmite el porno es falocéntrica, como si lo único que fuera importante es el pene, correrse y el penetrar. Las relaciones amorosas no siempre tiene que incluir esto. Y se dan muchos aspectos de dominación y casi nada de ternura. Que como fantasía sexual está muy bien, pero no como la manera necesaria de relacionarse, ni como modelos de conducta a seguir. (Por ejemplo el que no usen preservativos).
No olvidando que son fantasías puestas en práctica para nuestro placer visual, pueden ser una fuente de enriquecimiento de la vida erótica de la pareja y un estímulo para una mayor creatividad y libertad sexual.¡Así que a disfrutar!
julio 2004
(publicado en Zero 66)
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