La decisión de decir que se tiene el virus del VIH, está muy cargada de elementos emocionales, y de la asunción de cierta identidad negativa ante el otro. Por eso es necesario tomarse un tiempo para reflexionar cuándo, cómo y a quién decírselo. Para evitar males mayores.
Está claro que en una relación sexual anónima, no se va a estar pregonando que se es portador, sino que lo que hay que hacer es sexo seguro, tanto para no infectar, como para no reinfectarse. Pero cuando la relación pasa a ser estable, ya se plantea el dilema de decir o no decir, por las posibles repercusiones que pueda tener en la relación.
No creo que haya que decirlo de inmediato, pero en cuanto que se vaya viendo que la relación va estableciendo compromisos, y que se nota que hay un verdadero amor, y deseos de durabilidad, entonces sí que hay que buscar el mejor momento y circunstancias. Que básicamente coinciden con las que hay que tener en cuenta al decirlo a los amigos verdaderos o la familia. Hagamos una lista de puntos:
1. Hay que disponer de tiempo suficiente para hablar y permitir que el otro reaccione emocionalmente.
2. El lugar debe ser íntimo, como para permitir esa emociones, y sin interrupciones. (Es normal que se pueda llorar, por ambas partes). Se debe evitar hacerlo por teléfono, por la falta de control de la situación.
3. Hay que preguntarse, para qué, o por qué lo cuento y cómo puede reaccionar el otro. La previsión de su reacción es fundamental. Ver lo que puede hacer esa persona con la información y como lo va a vivir emocionalmente.
4. El dejar pasar mucho tiempo podrá ser vivido por el otro como una falta de confianza o incluso de cierta traición.
5. Lo que más puede alejar al otro son las angustias sobre la muerte propia o de la persona querida. Por eso algunas personas que nos quieren pueden alejarse, por motivos inconscientes, y se sentirán culpables, lo que las alejará aún más pues no saben porqué les ocurre esto.
6. También aleja el pensar que el otro será una carga, por su nueva situación: ingresos hospitalarios, visitas a médicos, necesidad de cuidados, baja laboral...
7. Tener preparadas respuestas a las dudas sobre el VIH, sobre el tema de los tratamientos, de la posibilidad de tener síntomas y cuales, y sobre todo de la posibilidad o no de muerte, y de los cambios en el estilo de vida.
8. Lamentablemente todavía la ignorancia hace que se tema el contagio de forma irracional y el otro se aleje por miedo. Por eso es tan importante que se informe al máximo de las posibilidades de contagio, incluso se faciliten teléfonos de información o folletos o direcciones de webs.
9. En el caso de una pareja cerrada, en donde ocurra una seroconversion, es decir que el que era seronegativo, pase a dar positivo, puede ser causa de una grave crisis, pues implicaría que hubo infidelidad. Hay que ir a por todas y afrontar la crisis, porque no se le va a mentir, con el riesgo de contagio, y además en ese momento es cuando se necesita más el apoyo de la pareja. Habrá que dar tiempo para que se acepte esa doble afrenta: la infidelidad y el VIH. Incluso se podría buscar ayuda profesional de un psicoterapeuta.
10. El otro no tiene por qué saber actuar adecuadamente, Por eso debemos ayudarle a tener la reacción más adecuada. Y si no podemos solos, hay que buscarse alguien que nos ayude en el momento, por su experiencia o por su capacidad, o que nos dé el apoyo emocional preciso.
octubre de 2003
(publicado en Zero 57)
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